1.21.2012

Mejor que cobrar por curar es mejor cobrar por prevenir

Todos los aspectos de la definición de los parámetros de la guerra contra el terror por parte de la administración Bush han servido para maximizar su rentabilidad y sostenibilidad como mercado (desde la definición del enemigo hasta las normas de los enfrentamientos o la escala creciente de la batalla). El documento publicado por el departamento de Seguridad Nacional declara: "hoy, los terroristas pueden atacar en cualquier lugar, en cualquier momento y con cualquier arma, cosa que significa -cómo no- que los servicios de seguridad necesarios deben ofrecer protección contra todos los riesgos imaginables, en todos los lugares posibles y en todo momento. Y no es necesario demostrar que una amenaza es real para aplicar una respuesta a gran escala; no con la famosa "doctrina del 1%" de Cheney, que justificó la invasión de Irak sobre la base de que si existe un 1% de posibilidades de que algo sea una amenaza, requiere una respuesta de Estados Unidos como si la amenaza fuese cierta en un 100%. Esta lógica es todo un regalo para los fabricantes de instrumentos de detección: por ejemplo, dado que podemos imaginar un ataque de viruela, el Departamento de Seguridad Nacional ha entregado 500 millones de dólares a empresas privadas para que desarrollen e instalen equipos de detencción contra esa amenaza no demostrada.

A pesar de los diferentes cambios de nombre -guerra contra el terror, guerra contra el islamismo radical, guerra contra el fascismo islamista, tercera guerra mundial, guerra larga, guerra generacional-, la forma básica del conflicto sigue siendo la misma. No está limitado por el tiempo, ni por el espacio, ni por el objetivo. Desde una perspectiva militar, estas características dispersas e indefinidas hacen de la guerra contra el terror una propuesta inalcanzable. En cambio, desde la perspectiva económica se trata de un objetivo inmejorable: no es una guerra pasajera con perspectivas de victoria, sino un mecanismo nuevo y permanente de la arquitectura económica global.

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