10.30.2011

La libertad de decidir uno y no el estado... donde morir.

Nunca tantas personas han perdido tanto en tan poco tiempo sin que existiera una hambruna, una plaga o una batalla de grandes proporciones. Desde el inicio de la "transición" rusa hasta 1998, más del 80% de las granjas y las explotaciones agrícolas rusas habían quebrado, y, aproximadamente, unas 70000 fábricas de titularidad estatal habían sido clausuradas, dejando como rastro una auténtica epidemia de desempleo. En 1989, antes de la terapia de shock, vivían en la Federación Rusa bajo el umbral de pobreza (es decir, con ingresos inferiores a los cuatro dólares diarios) dos millones de personas. A mediados de la década de 1990, cuando los "terapeutas" del shock ya habían administrado su "amarga medicina", eran 74 millones de rusos y rusas los que vivían por debajo de ese umbral, según el Banco Mundial. Eso significa que de lo que verdaderamente pueden vanagloriarse las "reformas económicas" rusas es del empobrecimiento absoluto de 72 millones de personas en sólo ocho años. En 1996, el 25% de los rusos (casi 37 millones de personas) vivían en una situación de pobreza calificada de "desesperante".

Aunque millones de rusos han salido de la pobreza en estos últimos años -gracias, sobre todo, al aumento de los precios del petróleo y del gas-, la infraclase de personas pobres de solemnidad se ha convertido en un fenómeno permanente en Rusia (y con él, las enfermedades relacionadas con ese estatus de marginalidad). Pese a lo miserable que era la vida durante el comunismo -con unos pisos sobreocupados y no calefaccionados suficientemente-. los rusos disponían al menos de una vivienda; en 2006, el gobierno reconoció que, en el país, hay 715.000 niños sin hogar (una cifra que, según UNICEF, alcanza en realidad los 3,5 millones de niños y niñas).

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