10.17.2022

La creatividad como autodefensa

En su libro sobre el mimetismo, Caillois argumenta en contra de la idea generalizada según la cual el mimetismo es la capacidad que el organismo tiene de integrarse visualmente en su entorno. En efecto, habitualmente se asocia el mimetismo con el conformismo, con el deseo reactivo de ser normal, de tener el mismo aspecto y actuar como todos los demás. Caillois quería demostrar que existen, por así decir, formas de mimetismo no conformistas. Mostró que algunos insectos se presentan a sí mismos como más grandes y más peligrosos de lo que en realidad son, a fin de intimidar a sus posibles agresores. Uno puede leer este libro como una parodia del movimiento surrealista, cuyos miembros intentaron presentarse a sí mismos como seres más peligrosos de lo que en realidad eran, pero en realidad Caillois ofrece aquí una teoría mucho más general acerca de la creatividad entendida como autoprotección y cuidado de sí. La creatividad no es una erupción de la energía interna y de la voluntad de poder, sino más bien un hábil mecanismo que, imitando tal erupción, protege al frágil cuerpo físico que se esconde detrás de ella. Esta teoría puede ser aplicada a Nietzsche, pero no solo a él. En su teoría de la mirada, Lacan usó ese libro de Caillois para argumentar que el arte, y especialmente la pintura, es siempre un modo no para exponer, sino para proteger al artista de su vulnerabilidad a la mirada del otro. Como sostiene Lacan, la mirada del otro es siempre una mirada maligna. Al crear obras de arte, los artistas procuran redirigir la mirada del otro desde sus propios cuerpos hacia el cuerpo de su obra -y, así, desarmar la maliciosa y dañina mirada del espectador-. Aquí la creatividad es entendida, no como el resultado de un exceso de energía que la voluntad artística impone sobre el mundo, sino como una defensa de los débiles frente a la agresión de los demás. La manifestación de su propio cuerpo privado e intimo, de sus necesidades y deseos, es la forma más económica de crear un cuerpo simbólico y protector que pueda sobrellevar la mirada maligna del otro.





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