12.27.2013

Delimitación de los lugares

Pero justamente, él no era pobre, y si lo llevaban hasta allí era una prueba de confianza. Podía haber apostado que ninguno de sus conocidos del colegio, del gimnasio, del barrio, o amistades de sus padres o parientes, habían entrado nunca a una villa, ni entrarían. ¡Y estaban tan cerca! A la vuelta de su casa, podría decirse. De modo que no era gran cosa, pero a la vez sí lo era. No entraba nadie que no perteneciera, por un solo motivo que cubría todos los demás: por miedo. Es cierto que, además, no habrían tenido ningún motivo, sinceramente, para ir. Pero eso era parte del miedo. Ahí estaba la clave de los lugares, de los lugares sociales y también de todos los otros, incluidos los imaginarios. El miedo era la matriz de los lugares, lo que hacía que hubiera lugares y uno pudiera moverse por ellos. Estar o no estar en uno dependía de un complejo sistema de acciones, y ya se sabe que el miedo nace y prospera en la acción. Además, no era tan poca cosa: había oído decir que ni la policía se atrevía a entrar en las villas.

(La Villa - César Aira)

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