Al triste que lo entristezcan, dice abierto mi oído de
guerra, mi otro ojo, el zapato.
Y al harto que lo harten, constitucionalmente y por
añadidura, solventándole el jopo y los gastos.
Y al loco más amargo que lo entibien y lo vistan, y lo hagan obispo. Y en cuanto a ti, que se esfuercen; en lo que sea, enjuto estribillo brisa o candidez; matemáticamente o de a pie, pero sin altibajos; y te olviden. Pero que te recuerden, porque ser testigo de lo que uno es implica ser testigo de lo que uno ha de ser.
Y de la mano el resto.
Indicio, partícula, potencia, pronuncio siempre y no te veo, me arremango siempre y no me basta y nunca estoy contento y no es posible.
Y al triste que lo entristezcan, porque es de tontos y caprichosos quedarse sentado y esperando, a la A a la Cy a la vida, cuando uno hace ya unos cuantos años que vio la luz.
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