10.10.2014

Pensando en lo que vendrá

Víctor sabía que le faltaba ambición, pero también sabía que había otras cosas en el mundo aparte de la música. Tantas, en realidad, que a menudo se sentía abrumado por ellas. Como era de esa clase de personas que siempre están soñando con hacer otra cosa mientras están ocupa­das, no podía sentarse a practicar una pieza sin detenerse a resolver mentalmente un problema de ajedrez, no podía jugar al ajedrez sin pensar en los fracasos de los Chicago Cubs, no podía ir al estadio de béisbol sin acordarse de un personaje secundario de Shakespeare, y luego, cuando al fin volvía a casa, no podía sentarse con un libro más de veinte minutos sin sentir la urgente necesidad de tocar el clarinete. Por lo tanto, dondequiera que estuviese y adondequiera que fuera, dejaba tras de sí un desorde­nado rastro de malas jugadas de ajedrez, marcadores con resulta­dos provisionales y libros a medio leer.

(de El Palacio de la Luna)

No hay comentarios: