7.31.2011

Más allá del ser y del estar

Cuando nos quedamos "sin palabras" no sobreviene la nada sino que aparece la fuerza de la percepción destacando aquellos signos no codificables en el mapa de los significados.

Probablemente podamos bautizar los textos ensayados como "escrituras de las superficies". El plural no es un equívoco. Las superficies insinúan texturas, planos, napas(lejos de una pobre llanura), y nos obligan a quedarnos allí interrogando lo que registra nuestra sensibilidad. Una pregunta de las superficies podría ser ¿qué vemos?, pregunta de mayor alcance que el clásico ¿qué es? Acostumbrados a bucear en las profundidades, forzando interpretaciones o intentando apresar el sentido oculto en cada situación, hemos desestimado los detalles, los gestos, aquello que es palpable, observable, vívido, desestimado acaso por consecuencia de una mala apropiación de la idea de que lo esencial es invisible a los ojos. Y sin embargo podríamos hallar en las superficies, en los planos concretos de un acontecer, uno conjunto de señales que nos hablan de los movimientos efectuados e imaginados.

Si desplegamos una mirada de las superficies nos encontramos con la potencia de los gestos.

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